domingo, 16 de diciembre de 2012




          Aquí el recorrido es fundamental y este inicia en la ciudad de Santiago de Chile  -en Libertad 53- el andar se vuelve una necesidad en este observar, y la propia mirada se multiplica. Este acto esta cargado de sentido, y se busca generar espacios de expectación, análisis y participación. ¿Como? Incluyendo siempre un destinatario y haciéndolo con esto parte y cuerpo en el proyecto; desde la recepción y armado, hasta el propio registro del trabajo y proceso, una visión especial desde las distintas particularidades de quienes arman y reciben el paquete, dándole con esto al objeto identidad a cada llegada;  y un cuerpo es parte de distintas historias, y de distintos cuerpos  (Made in Chile).
Una serie de transformaciones y variaciones se llevan a cabo de pronto y a causa del viaje, del registro y de la llegada del objeto a diferentes sitios, el azar toma la palabra y escribe la historia, y nos enfrentamos a la proyección de distintas situaciones e imágenes de un entramado de formas y modos que intervienen en esta realidad, el habitar es interpretado por múltiples actores.

























































Y se inicia con esto la idea de otro recorrido -ya no de un cuerpo manipulable-  ahora el cuerpo es habitable y se toma terrenos con el fin de generar situaciones y miradas de quienes circulan. Una obra que solo existirá en el espectador atento, en el transeúnte que convierte la calle en contemplación, generar minutos de detención, un espacio diferente en el cotidiano, un escape de la mirada hacia un cuerpo evocador -nunca desconocido-  más bien un lugar que vivimos.
Una mirada a la reflexión del territorio que habitamos a diario. Se yergue un cuerpo industrial, que alberga para quien se enfrenta a el, la posibilidad de ingresar a una situación particular dentro del paisaje, una imagen que se nos revelará en la ruta, o fugazmente por la ventana de un auto, o simplemente mientras pasamos.
 Una posibilidad de encuentro que silencia por un instante el ritmo constante de la ciudad, y acalla los estímulos enceguecedores. La obra como resultado o como medio de una porción de realidad cotidiana,  que en este caso refleja la sutileza de un paisaje particular, un segundo desigual en el ajetreo diario.

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